lunes, 24 de enero de 2011

DIA 4

11 hs

El calor nos pone de malhumor.


20 hs

Cuando riego pienso en si voy a ver estos árboles cuando sean adultos. A veces sobreviene la sensación de “qué sentido tiene esto”. El amor a la vida se aferra de cosas muy pequeñas. El deseo de, un día, ver este jardín, este patio, esta casa como la piensan mis ojos, también es otro alfiler sosteniéndome, pequeño alfiler, pequeños sueños, pequeña vida. Cada sonido de mi corazón es un hilván: grotesco, a tientas.

Hoy leí el blog de los coleópteros y deambulé por ahí, descalza, en un poema. Qué bien se siente caminar sobre hierba recién llovida. Se levantan los aromas impensados, de amor, de nostalgia, tristeza, y otros aromas suaves, desconocidos. Qué bien se escucha el corazón de las palabras cuando éstas son ajenas. Pensé en brevedades.
“ser / todos los gatos del mundo que se estiran en tiras de brillantina- silbar junto a la pava- besar la almohada- / largar la lluvia quitarse las espinas de la noche”

Es un día para que llueva. Los colibríes mansos se posan en las ramitas de mi liquidámbar. Los escucho. Conversamos largamente a esta hora de la tarde-noche. Va cayendo ese sol bermellón, nosotros seguimos hablando en nuestro idioma.

3 comentarios:

  1. Dios miooooo, cómo te extraño, cómo extraño tu corazón!!!!

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  2. y yo a vos, negra! suerte que existen los blogs y facebook para estar cerca. te quiero!

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  3. aguanten los flotaflota emocionales!

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